jueves, 25 de enero de 2018

DESPEDIDA ...

Para Borges, decir adiós, es una jactancia del hombre que se juzga inmortal; como si de algún modo intuyese que detrás de cada despedida se esconde la posibilidad de un reencuentro, ya en otro tiempo y bajo una nueva forma.

Quizás así me siento, que necesito bajarme en esta estación. Este proyecto no muere, descansa. 

Agradecer a los que habéis perdido algo de tiempo en leer mis andanzas, mis pensamientos o mis críticas. Si os ha servido de algo, me alegro…

Un placer, 

Nacho

viernes, 12 de enero de 2018

CROSS DE REYES STADIUM CASABLANCA 2018

Como cada año, el día 6 de enero se celebró el Cross de Reyes del Stadium Casablanca. Se ha convertido en una tradición correrlo. Nos juntamos los amiguetes, tomamos café, vemos a la cantera y luego corremos el Cross.

El cross es la base de todo el que le guste correr. Fundamental en el invierno sentar las bases para recoger los frutos posteriormente. Lo que tiene de bonito el cross lo tiene de traicionero. Como no le tomes la medida, sucumbes. No hay nada más deseperante que ir sintiendo el ácido láctico, como va barnizando tus piernas. Esa opresión en el pecho que te dice “has regulado mal y no hay vuelta a atrás”. Eso es el cross, para mí, la esencia.

Llegaba, tras mi comentado parón por lesión, sin kilómetros, pero eso sí, con buenos entrenamientos las dos últimas semanas. Entrenamientos regenerativos de ácido láctico, basado en hacer ritmos por debajo y pegado al umbral láctico, para ayudar a la reutilización del ácido láctico. Pese a saber cómo estaba, me apetecía correrlo. Eso sí, con un plan marcado. La noche de antes, lo comentaba con mi amigo Juan, de https://aprendeacorrer.wordpress.com/, la táctica al ser cuatro vueltas será: pincel-brocha-rodillo-rodillo o bien, si el láctico me puede pincel-brocha-brocha –rodillo.

Un cross, el del Stadium, dónde el nivel suele ser medio-alto, tanto de seniors como de veteranos. Nos alineamos los veteranos en la línea de salida, esperando el pistoletazo. Las 4 vueltas en mi mente, y una palabra retumbaba dentro de mí “tranquilidad y disfuta”.

A sus puestos, pumm…. Se sale como galgos, los veteranos somos incombustibles. Damos vuelta al campo de césped artificial, giramos a la derecha y primera rampa. Me coloco en parte media del pelotón. Noto frío y sensación de que hoy los cuádriceps no tienen michas ganas de correr. Subimos la rampa y bajada que nos lleva a otra nueva subida. Voy adelantando, vamos en grupo.


Vuelta a al campo de fútbol y al césped de las piscinas. Marco el primer kilómetro en 3:40. No está mal, para entrar en calor. A partir de la segunda vuelta, decido inicialmente acelerar el paso, adelanto a 4 corredores y tiro, tras 500 metros me veo obligado a bajar el ritmo, marco el segundo kilómetro en 3:47.
Viendo que hoy no va  a haber gesta, decido por lo menos regular hasta el final y ver qué pasa. Kilómetro 3 en 3:48, empiezan a pesar los cuádriceps. No bajo ni subo posiciones, estoy en tierra de nadie.
Mi amigo Juan está a 70 metros. Intentaré acercarme. Kilómetro 4 en 3:51, veo la meta y decido esprintar los últimos 200 metros que salen a 3:39 de media. Entro noveno, por detrás de Juan. Tiempo global 15:48 y ritmo medio de 3:46 el km.
Muy contento, deseoso de empezar la temporada ya sin dolor…

martes, 9 de enero de 2018

SI.....

Hay gente que corre porque necesita huir, yo corro porque necesito encontrarme. Muchas son las bondades que nos aporta el correr, obviamente las físicas, pero sobre todo, las psíquicas y las espirituales. Porque correr es un conjunto, cuerpo-mente-alma. El correr es como la vida, te da y te quita. En el camino, mejoramos. Por eso, cuando llega a tu vida se queda.

Los que corremos, nos entendemos entre nosotros. Un cruce de mirada vale, para reconocernos. El corredor, destila pasión, templanza y sobre todo, constancia y tesón. La manera estoica de llevar a cabo nuestros entrenamientos forja nuestra personalidad, haciéndola tranquila, metódica y comprensiva.

Correr es otra manera más de meditar, de conocernos, porque corriendo llegamos hasta las profundidades de nuestra alma. No hay nada que llene más como la soledad del corredor de fondo. Zancadas que no son admiradas por nadie, pero que son capaces de reconfortarnos.

En 1895, el autor inglés nacido en Bombay, Rudyard Kipling, escribe para su hijo, un poema bellísmo, titulado If. En él, describe las reglas del comportamiento del buen británico. Me parece una buena piedra angular para construir mejores personas…

Si...
Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la han perdido y te culpan a tí.
Si puedes seguir creyendo en tí mismo cuando todos dudan de tí,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: "¡Resistid!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!


sábado, 6 de enero de 2018

SAN SILVESTRE CINTRUÉNIGO 2017

Tras el éxito de la maratón de Lisboa, en octubre, vinieron días de descanso programado y, lo que no quiere ningún deportista, el descanso forzado. Desde principios de noviembre empecé a notar molestias en la cadera derecha que me impedían entrenar. Decidí parar, centrarme en estirar, potenciar, trabajar la técnica de carrera y ver la calle desde la ventana de mi casa. Pasan los días y cuando estás parado, es cuando de verdad te das cuenta lo que necesitas entrenar. Tu cuerpo y tu cabeza no funcionan igual.

A mediados de diciembre, tras 25 días parado, comienzo a trotar. Noto alguna molestia, pero inesperadamente me impresiona que el ritmo no lo he perdido. Si sufro la falta de kilómetros, pero mis piernas recordaban los ritmos de los meses anteriores. 
Sin tener nada planificado, decido correr la San Silvestre de Cintruénigo, que siempre me da suerte para empezar bien el año.

La carrera tenía un recorrido de 5.75 kms, dándole 4 vueltas al circuito establecido. La estrategia clara… Cabeza y confianza. Inicialmente, había decidido colocarme discretamente en el medio del pelotón y luego a ver donde llegaba, pero minutos antes decidí hacer un cambio… Saludos previos a amigos y vamos a la línea de salida. Nuevamente con el dorsal en el pecho, volviendo a sentir la emoción de una carrera.

3,2,1.. A volar, como siempre. Los chavales salen fuertes, cada año me sorprende. A los 200 metros me coloco primero y decido cambiar la estrategia. A romper la carrera, y los que aguanten nos lo jugamos al final. Primer kilómetro a 3:30, buena criba, nos quedamos cinco en cabeza. Damos la primera vuelta, me concentro en las respiraciones de mis compañeros para ir testando comparativamente con las mías, a quien el ácido láctico iría eliminando del grupo. 


Segundo kilómetro en 3:38. Se ha bajado el ritmo, un componente del grupo se queda. Decido cambiar de estrategia, me coloco a final del grupo y observo cómo van tirando los jóvenes. Por dentro, voy vislumbrando cada vuelta. Eso es lo bueno de la experiencia, que cada vez lees mejor las carreras. Tercer kilómetro, nuevamente 3:38.

Empezamos tercera vuelta, uno de los componentes rompe definitivamente la carrera. El mismo, que hace 3 años me ganó en esta carrera. Se va fácil. Salgo detrás, y me mantengo a 100 metros. Nadie me sigue. Pasamos el kilómetro 4 a 3:37. 


Vamos a llegar a la última vuelta, no me acerco al primero, y nadie se me acerca. Es decir, estoy en tierra de nadie. Toca disfrutar, pensar en el tiempo parado y gozar de poder correr sin dolor. Kilómetro 5 lo paso en 3:41, decido apretar los últimos 750 metros a ver sobre todo, que sensaciones tengo. Consigo hacerlos a ritmo de 3:22. Ritmo medio global de 3:35 min/km.  

Entro segundo. Muy contento. El cuerpo vuelve a responder.



Empezamos la temporada….